“LA SEGUNDA ES LA VENCIDA” || Marcelo Vargas
Mi experiencia por segunda vez en el MDS 2019
Cuando partí en esto de correr nunca pensé en hacer grandes distancias, aunque de a poco me fui dando cuenta que con perseverancia y un “poco” de disciplina se podían lograr varias cosas. Es por lo anterior, que el año pasado me puse como meta saltar de los 10k a los 21k (o MEDIA MARATÓN que suena más grande jajaja). El año pasado me pasó quizás lo que a muchos les ocurrió este año, quedé achacado y disconforme con la carrera.
Tuve que parar, no anduve bien con los geles que elegí, y si bien el circuito fue probado en un largo de 18k, faltó tantear la subida de Pocuro. Pienso que esto último fue lo me pasó la cuenta como les comentaré.
El 2018, como era primera vez que iba acorrer en la MDS, leí y vi todo lo relativo a la carrera, desde el posteo más chico (como este) a los consejos de los grandes atletas y comencé a consumir grandes cantidades de información desde que me inscribí, que debe haber sido en el mes de octubre del 2017.
Llegó abril del 2018 y en realidad ahora que miro hacia atrás la ansiedad me carcomía por dentro. La noche anterior me costó dormir, no me hidraté bien en la semana, no me sentía capaz, y un gran número de cosas que en esa época eran gigantes y ahora las veo pequeñas.
Resultado 2:11:00: partí muy rápido los primeros 5k, en Pocuro -por la ansiedad de ver a mis amigos y a mi esposa con mis hijos- aceleré el ritmo sin ninguna razón, los geles que elegí no me sirvieron y en el kilómetro 18 tuve que parar. Llegando a Plaza Italia también me frené. En una de esas paradas pasó raudo por mi lado Fipo, quien me preguntó que cómo estaba y yo le grité con toda el alma y emoción “dale gueón¡¡¡¡” , sintiendo alegría porque lo vi tan entero en el kilómetro 19 y yo estaba hecho bolsa jajaja. Luego aprendí que eso es EXPERIENCIA, algo que se gana con carreras no tan buenas. Logré llegar, pero me sentí mal por tener que haber parado y me recriminé muchas veces por no haberme preparado tan bien. Pasó la carrera y llegaron un par de lesiones, y volví a los 10k de siempre. Vi cómo mis compañeros de YCR, y en especial de YCR oriente, corrían 21k en excelentes tiempos, en Viña, y en la Rock And Roll y otras carreras, y pensaba que este año tendría mi revancha.
Llegó el momento de inscribirse en la MDS del 2019 y lo hice en octubre del 2018 nuevamente, con la lejana idea de hacer 2 horas. Este año pasó algo diferente, cero ansiedad, (de hecho se me perdió en un momento el mail de inscripción), incluso lo hablé de pasada con Hardy, que era febrero y sentía que estaba medio desmotivado y la carrera estaba a la vuelta de la manzana.
Pero llegó el día y acompañando -con Fipo- a Samuel en su control previo a los 42k, me sentí muy bien de ánimo y con la compañía, al igual que entrenando con Huachimingo (si pongo Claudio ni él cacha quién es). Así que nos pusimos de acuerdo en correr juntos estos 21k.
Cuando se supo de lo alto de la temperatura, cambio de hora, entre otras dificultades, yo creo que todos nos pusimos un poco más nerviosos de lo habitual, debutantes y experimentados. Yo en mi caso me puse en serio a hidratarme 10 días antes de la carrera como nunca lo había hecho, ya que el viernes 5 tenía además que tocar con mi banda en donde incursiono con la batería y se transpira en serio con el rock. Junto con eso, probé otros geles en los controles y largos, los que sentí que me harían efecto.
Ya estábamos en la partida y previo a ésta, en el calentamiento, se sentía el calor. De un momento a otro la masa comenzó a moverse. Claramente partimos muchos más suave que el año pasado, con la idea “de guardarse” para más adelante. Llegamos a los 5k y nos costó mucho sacar hidratación, lo que nos retrasó. Seguimos hasta tomar Avenida Matta los tres juntos y en la mitad de esta calle nos empezamos a encontrar con compañeros del equipo, en particular con el crack de Eduardo Barruel, que gracias al bacán grupo humano que somos en YCR conseguimos que saliera media hora antes. Entre paréntesis, debo decir que la organización debería replantearse salir a las 7:00 o a las 7:30 horas por el calor reinante.
Luego llegamos al Estadio Nacional con Huachimingo y cuando salimos de la hidratación la ansiedad nos agarró, por lo que nos volvimos a decir, “hay que guardarse para Pocuro”, pero ahora era terreno conocido con el cambio de sede del club. Fipo quedó un poco atrás, pero a la vista como nos contaría después. Creo que ahora Antonio Varas y Pocuro se me hicieron más accesibles y sobre todo sabiendo que en la curva final de Pocuro estaba mi familia y la de mi cumpa Nico, que me metió en esto del running esperándonos con carteles. Cuando pasamos, un beso a mi mujer y mi hijo Gaspar corrió conmigo unos metros y me pasó una botella de Gatorade, la cual me sirvió mucho, tanto la motivación como el líquido, pues a esa hora la deshidratación ya hacía lo suyo.
Luego de un rato la botella se tornó un poco incomoda, por lo que se la pasé a un voluntario con banderas y le grité “pásasela a alguien que veai mal”. En eso, mientras corría, me acordé de mí el año pasado. De pronto, los geles funcionaban bien, y bajando ya por Eliodoro Yáñez me vi corriendo solo, ya que huachimingo quedó un poco más atrás. Debo reconocer que en el último puesto de hidratación del kilómetro 18 volvieron los fantasmas, aunque salí a Providencia sintiéndome bien a pesar del intenso calor. Al final, al llegar al kilómetro 20 empecé a flaquear, pero con pura mente corrí hasta la meta y llegue en 2:05:20, casi 6 minutos menos. No sé si alguna vez bajaré las 2 horas pero de que lo voy a intentar, lo voy a hacer.
Al llegar a la carpa totalmente extenuado vi como empezaron a llegar los compañeros, algunos venían mal, otros enojados, y en general no había muchas buenas sensaciones. En ese momento debo reconocer que me dio lata contar que me había ido bien a mí, pero ahora escribiendo esta líneas quiero decirles que las revanchas si existen, yo soy un ejemplo de eso y como he leído harto estos días, de las malas carreras se aprende ( y creo que de las buenas también). Todos tenemos una historia que contar en esto de aplanar calles, y como dijo un sabio del equipo “todos llegamos a la meta nuevamente” y eso es lo que importa.
Marcelo Vargas L.