You Can Run ClubYou Can Run Club
  • RUNNING CLUB
    • NOSOTROS
  • TARIFAS
  • INSCRIPCIONES
  • TESTIMONIOS
  • GALERIA
  • MEDIOS YCR
    • FACEBOOK
    • INSTAGRAM
    • TWITTER
LO LOGRÉ || Virginia Ch.

LO LOGRÉ || Virginia Ch.

admin Carreras recomendadas, Testimonios

Comencé a correr el año 2013 después de conversar con una amiga en un café, la vi tan feliz, con tanta energía y más delgada que le pregunté qué estaba haciendo para estar tan bien, ella me respondió que había encontrado un nuevo hobby: el “running”, obviamente no me costó mucho tomar la decisión de que yo también necesitaba de ese hobby en ese momento de mi vida, donde no lo estaba pasando muy bien y además estaba con varios kilos de más, por lo que vendría muy bien para todo.

Fue así que comenzamos a participar de cuanta carrera había los fines de semana, primero 5K, que eran una verdadera proeza, poco a poco entrenando dos veces a la semana, trotando un par de cuadras, dimos el salto a los 10K, no entendíamos de tiempo, de zapatillas, relojes, geles…nada de nada, sólo corríamos aguantando sin desfallecer hasta llegar a la meta y así continuamos con 15K hasta que dimos el gran salto…nuestros primeros 21K, siempre entrenando solas, cada una por su cuenta, sin plan, sin nada, sólo con las ganas. Los 21K fueron en el MDS el año 2015 y recuerdo ese día como uno de los momentos más maravillosos del mundo, daba lo mismo el tiempo, lo importante era haber sido capaces de cruzar esa meta, me sentía fuerte, poderosa, corrí además con uno de mis hijos, que me esperó en la meta, fue muy emocionante. Nos quedamos mirando a los maratonistas, recuerdo que sentí una profunda emoción al verlos cruzar la meta y me prometí a misma que yo lo iba a hacer algún día, si me sentía tan bien corriendo 21K no podía llegar a imaginar lo que sería correr 42K. Tuve que bajar de peso, ya que en este camino me lesioné muchas veces, mi traumatólogo cuando llevaba como la cuarta lesión, me dijo “sabes, tu problema es que tienes que bajar 10 kilos”, obviamente salí llorando de la consulta, pero como me había propuesto ser maratonista antes de cumplir 50 años, dije “Vir, lo vas a lograr”. Me puse en manos de una Nutricionista y empecé a bajar de peso, logré bajar 12 Kilos y tomé la decisión de correr mi primer Maratón en Viña el año 2017, busqué ayuda en un team, donde aprendí mucho. En un comienzo me sentía como un bicho raro, hablaban con términos absolutamente desconocidos para mí, yo escuchaba y al llegar a casa buscaba en Internet para tratar de entender algo…aprendí mucho con ellos y logré convertirme en Maratonista y viví la grandiosa experiencia de cruzar esa meta con los brazos en alto …había logrado mi sueño, era MARATONISTA.

Por diversas razones me alejé del Team y comencé a entrenar sola, ya estaba inscrita para el maratón de Río de Janeiro con ellos y no quise perder esa oportunidad, así es que decidí correr igual, pero esta vez iba a ser por mi cuenta. Fue una hermosa experiencia, dura por el calor y la humedad, pero quedé muy contenta y satisfecha, también logré cruzar la meta, orgullosa de haberlo conseguido. Continué así…sola, no pasaron seis meses y ya estaba inscrita nuevamente en Viña, quería bajar mi tiempo, seguía entrenando a mi pinta, bajando planes por Internet, buscando tips de cuanta página lograba descubrir en Youtube o Instagram y corrí ese Maratón por segunda vez, quise bajar mi tiempo anterior, pero no lo conseguí, igual crucé la meta, con un par de minutos más de lo que quería, pero muy contenta porque mi familia corrió junto a mi ese día y para mí eso era mucho más valioso que un par de minutos más o menos. Seguí en este camino maratoniano solitario y me inscribí en el MDS, pero por diversas razones no me preparé bien, creo que me confié, le falté el respeto al maratón y lo enfrenté igual con poco entrenamiento y además enferma, esa semana previa me dio una bronquitis obstructiva que no me dejaba ni respirar, pero yo porfiada y chora, dije “igual la hago”…fue una tortura de principio a fin…padecí literalmente esos 42K, además ese día el calor hizo aún más insoportable la proeza, sinceramente no sé cómo llegué…pero llegué, en la ruta me sentía muy sola, desamparada, en cualquier momento sentía que me iba a desmayar y veía a diversos equipos que alentaban y ayudaba a sus compañeros…pensé que no podía seguir haciendo esto sola y me prometí a misma que nunca más me iba a sentir así. Quedé muy mal, frustrada, deprimida, sabía que había sido una irresponsable y si quería seguir corriendo no podía seguir haciendo las cosas a mi manera y fue después de varios días de llanto que encontré a Hardy en Instagram, yo lo seguía hace tiempo y me invitó al Club.

Entré a la semana después de haber “sufrido” el MDS y estaba muy asustada, pero sabía que si no me ponía a correr pronto lo dejaría para siempre. Entré a la sede Oriente, recuerdo que esa tarde cuando llegué vi pura gente joven, todos tenían por lo bajo 10 años menos que yo y algunas podían ser hasta mis hijas …pensé “qué estoy haciendo acá”, me sentí hasta ridícula, pero decidí probar. Corrían rápido, yo venía molida y frustrada, pero me dije “Vir ya estás acá, sin rendirse, vos dale”. Hardy sabía que yo quería correr otro maratón y sacarme la frustración que me había dejado esa experiencia…me dijo “PACIENCIA”, me inscribí nuevamente a Viña, era mi tercera vez allá, esta vez tenía que ser la vencida, me propuse hacer las cosas bien, obedecer a mi coach (lo que me cuesta harto, ya que soy bastante desobediente y rebelde) y seguir el plan. Conocí después al grupo de Maratonistas, fuimos al cerro a hacer nuestro primer largo, casi me morí, ellos iban “a ritmo cómodo” y yo sentía que se me salía el corazón por la boca, trataba de seguirlos, pero veía cómo la marea azul se me alejaba cada vez más, en ese momento quise abandonar, pero al ver cómo me alentaban y me esperaban me fui llenando de fuerzas para no claudicar. Fueron pasando las semanas y yo muy matea diariamente haciendo todas las tareas, no me quería quedar atrás…fueron muchas veces las que me dio lata salir a entrenar, por frío, cansancio, pega, familia, en fin…tantas cosas, pero pensaba en mi gran objetivo y seguía adelante, por otro lado, estaban los compañeros de equipo que motivaban y alentaban diariamente, eso me ayudó mucho a no perder la motivación y las fuerzas, que en ocasiones flaqueaban. Llegaron los largos en Viña, los que fueron vitales para ir ganando experiencia y confianza, aprovechamos los viajes en auto con Fipo, la Caro y el José, para conocernos más, conversar sobre nuestras experiencias, nuestros sueños, nuestras vidas, darnos consejos, aliento…me estaba sintiendo cada vez mejor. Conocí a varios compañeros nuevos y pude correr con ellos: Sandra, Pato, Mari, Barbi, llevábamos más o menos el mismo ritmo, en otra oportunidad con Rosy. Sentía que iba bien.

Hardy nunca me habló de tiempos, de ritmos, es más en alguna oportunidad me dijo que me iba a sacar el reloj y lo iba a botar (¡PLOP!) y yo con la idea fija de bajar mi tiempo.

Hice hasta el último entrenamiento, recuerdo que el jueves de esa semana, al llegar a mi casa me largué a llorar, había finalizado un proceso y me sentía satisfecha y orgullosa por haberlo cumplido. Lo único que quería era que llegara pronto el domingo.

Nos fuimos a Viña. Yo tenía planificada mi carrera. Me hice una pulsera de ritmos, la pegué en mi reloj (cuando Hardy la vio sólo se rió y me dijo “tú corre y disfruta”).

Llegó el gran día, estaba más tranquila de lo que imaginé, pero muy emocionada. 

Encajoné con el Pato, con el que habíamos compartido varios largos. Corrimos casi todo el maratón juntos, a mí se me pasó muy rápido la primera parte de la carrera, la ida a Valparaíso fue muy conversada, había mucha gente y nos abríamos camino entre la multitud, nos íbamos esperando, a veces pasaba él adelante y yo trataba de seguir su ritmo. Nos íbamos encontrando con los compañeros de equipo, nos gritábamos y alentábamos, vimos pasar a los más rápidos de regreso, se veían bien, enteros, contentos, eso me dio más confianza. Al llegar a los 21K íbamos según mi planificación, el Pato me dijo “ahora nos vamos a quedar solos, ahora empieza lo bueno, se acabó el calentamiento”, buscábamos al equipo y no lo veíamos, “chuta, nadie nos vino a acompañar, ya sigamos solos no más” me dijo, en eso nos salió al encuentro Hardy, corrió junto a nosotros unos metros, nos preguntó “¿cómo van?” “sigan igual, conversen hasta Concón”, también me dijo “cuando te sientas bien corre, después te van a faltar piernas”, “no le puedes poner al final, no eres keniata”, “aprovecha las bajaditas” …ese encuentro me dio confianza, me motivó y bueno…seguimos, pero ya no hablábamos tanto. Hacia Concón vimos a los compañeros de equipo ya de regreso, ya no faltaba tanto para dar la vuelta, el Pato en un punto de hidratación se quedó atrás y seguí sola, yo sabía que venía un par de metros más atrás porque escuchaba cuando nos gritaban, primero era “dale Vir” y a los segundos “buena Pato”, sabía que venía. En el 37K comencé a sentir cansancio, ya me costaba sostener el ritmo que llevaba , pasaban los kilómetros y era cada vez peor, no podía apurar, fue por unos instantes en que los fantasmas quisieron apoderarse de mi cabeza “no voy a lograrlo”, pero pensé en todo lo que había entrenado, todo el esfuerzo que había hecho, también de acordé de la Ruth “pura mente” y seguía avanzando pasito a pasito, cuando sentía que ya no daba más y no lograba mantener el ritmo me dije: “ya Vir, déjate de we%$# vos dale” y justo cuando estaba peleando conmigo y con el muro que tenía ganas de aparecer, se me apareció la Ely, sentí que se me salía el corazón por la boca, casi me pongo a llorar ahí mismo, traté de controlarme y decidí seguirla, nunca más miré mi reloj, ella me iba alentando, llenando de energía: “vamos Vicky queda poco”, “ya la hiciste”, “nos queda esa vuelta y llegamos”, “vas súper bien”, “mantén el ritmo”, “escucha cómo te gritan”, “vamos pasando gente”…yo le decía “estoy cansada”, “no doy más”, “quiero llegar” y ella me alentaba paso a paso, obviamente apuramos el ritmo de carrera, me di cuenta que las piernas me respondían y cuando ya quedaba menos le dije “ahí le voy a dar con todo”…en eso apareció el José y me dijo “llegó tu peor pesadilla” “grita que estás %&#*¡*”(no lo puedo escribir por respeto a los lectores), no me podía reír en ese momento, si lo hacía me ahogaba y no era la idea….. también él con una gran sonrisa y palabras ya no tan cariñosas como las de la Ely me hizo apurar aún más el paso, también salió a mi encuentro mi marido, que se puso a correr a nuestro lado, no me di cuenta cuando ya estábamos casi llegando a la entrada del primer portal, estaba Hardy y mucha gente del equipo, ahora no recuerdo bien quiénes son pero escucho sus gritos de aliento, yo estaba súper concentrada en llegar (y no morir en el intento)…apuré con lo que me iba quedando y de pronto sólo pude pasar yo, unos guardias pararon a “mis liebres”, me quedé sola, fue un momento mágico, eran 195 metros solos para mí con la meta al frente esperándome…a esas alturas ya los había hecho y comencé a llorar, lo había logrado, había bajado mi tiempo…cuántas mañanas de entrenamiento, a veces sola, a oscuras, con frío, lluvia, viento, con mucho trabajo pendiente por hacer, cosas que quedaban para la noche…..fueron unos minutos donde se me pasó todo el esfuerzo que había realizado en estos 6 meses después del Maratón de Santiago…ahora lloraba de satisfacción no de frustración y de rabia….qué alegría más indescriptible…..aún me queda mucho por aprender, muchas metas por cruzar y muchos objetivos por cumplir.

Qué diferente es correr guiada por alguien que sabe, cumpliendo un plan, acompañada por personas maravillosas que comparten esta misma pasión, que muchos llaman locura.Estoy muy contenta y muy agradecida de Hardy, un gran coach y de la tremenda familia YCR.

¡¡¡¡GRACIAS!!!!!.

Compártelo:

  • Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
  • Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
  • Haz clic para compartir en Google+ (Se abre en una ventana nueva)
  • Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)

Relacionado

Related Posts

MI MEJOR CARRERA EN CHICAGO  || Caro Pacheco

Testimonios

MI MEJOR CARRERA EN CHICAGO || Caro Pacheco

DESDE LA ARAUCANÍA A BERLIN || Lucy Levio

Carreras recomendadas, Testimonios

DESDE LA ARAUCANÍA A BERLIN || Lucy Levio

CORREDORA SILENCIOSA || Yesenia Marulanda

Carreras recomendadas, Testimonios

CORREDORA SILENCIOSA || Yesenia Marulanda